Es probable que las remembranzas de algunos conduzcan directo hacia bosques suizos de películas antiguas, pero la caminata con raquetas es una actividad que se realiza entre las montañas de Mendoza durante el invierno.
Lejos de aquellas raquetas de madera parecidas a las que se usaban para jugar al tenis que podrían imaginarse, en la actualidad se utilizan aparatos livianos que –de modo similar al esquí- se ajustan a nuestro pie pero de manera flexible y cómoda.
Gracias a ellas, es posible adentrarse allí donde otros no llegan cuando está nevado y disfrutar de un paisaje reservado para pocos. Es que si no estuvieran bajo nuestros pies, directamente nos hundiríamos en la nieve que suele tener un metro de profundidad y que puede alcanzar varios más; lo que haría casi imposible una caminata propiamente dicha.
La herramienta brinda, además, la posibilidad de traccionar en la nieve y con una técnica sencilla de aprender el caminante puede avanzar varios kilómetros si el clima y su condición física lo permite.
Pisar el suelo blanco, tocarlo y movernos en lugar de mirar o imaginar desde lejos es la primera posibilidad que regala esta actividad y que –a modo de trekking- es distinta del esquí. Así, aunque ciertas travesías son para personas con buen estado físico ya que insumen varios días, lo bueno es que la caminata debe hacerse en pendientes moderadas ya que las raquetas no sirven para las grandes subidas o bajadas.
Las Cuevas, un escenario ideal para la práctica
En Mendoza, la Quebrada de Matienzo –en la frontera internacional con Chile- y la Laguna de Horcones son dos de los lugares en donde se puede practicar esta actividad. Allí, las caminatas duran alrededor de dos horas y, en general, no presentan grandes dificultades para aquellos que no tengan experiencia en montaña.
De todas maneras, Juan Pablo Forconi de Portezuelo del Viento –una de las firmas que realiza esta expedición- habla previamente con los futuros caminantes para hacer una pequeña evaluación con la idea de que nadie la pase mal en medio de la montaña debido a que es una actividad recreativa.
En tanto, para los que cuentan con algo de experiencia en el tema, superar los 4.000 metros de altura y llegar hasta el Cristo Redentor es algo que también logra con las raquetas bajo los pies y se compensa con la vista imponente del monumento mientras que una travesía más larga y con algo más de esfuerzo implica llegar hasta la laguna potrero escondido –cerca de la villa cordillerana Las Cuevas- después de tres días de trayecto.
En todos los casos, por supuesto, la condición innegociable además del deseo de disfrutar de la montaña es que haya nieve en condiciones que podría definirse ad hoc como “esponjosa”.
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La apertura de la temporada será este viernes 24 de diciembre en el Puesto Alvarado. Para acceder al área se debe reservar un turno y abonar el ingreso anticipadamente exclusivamente de forma on-line.
Tiene el objetivo garantizar la seguridad sanitaria teniendo en cuenta que las actividades que se realizan en el Coloso de América son de alto riesgo.
Es una actividad ideal para los amantes de la montaña y la naturaleza. El recorrido se encuentra dentro de una estancia privada, por lo que te dejamos algunos consejos para disfrutar a pleno la experiencia.